abril 14, 2020

TELETALLERES ANIMA-T :" DONUTS CASEROS"


Cómo hacer donuts caseros tiernos y deliciosos. Receta sencilla paso a paso


El mundo de las masas es increíble y a mi particularmente las que más me gusta preparar son las que necesitan levado, es decir, en las que se utiliza levadura fresca o seca de panadero y tienen que reposar para crecer y conseguir así la mejor textura posible. Panes y pizzas son las masas que más suelo preparar en casa pero de vez en cuando me apetece elaborar alguna receta dulce como ésta.
Aprende cómo hacer donuts caseros tiernos y deliciosos con mi receta paso a paso. Es sencilla aunque requiere sus procesos y tiempos y está claro que la experiencia ayuda mucho, pero aunque sea la primera vez que os enfrentáis a algo así, os aseguro que siguiendo cada punto de la receta vais a conseguir un resultado delicioso.
Los donuts quedan súper tiernos, con una capa exterior con un punto de crujiente buenísimo y como colofón un glaseado muy sencillo con el que se consigue un resultado similar a los que venden industriales pero por supuesto muchísimo más ricos y con la gran ventaja de que conocemos los ingredientes que llevan.



  Ingredientes para la receta de donuts caseros tiernos y deliciosos paso a paso (28 unidades con cortador de 8 cm):
  • 400 gr de harina de trigo de fuerza. Para saber si es de fuerza, basta mirar la información nutricional en el propio paquete y donde indica las proteínas debe indicar más de 11 gr.
  • 250 ml de leche.
  • Ralladura de la piel de 1/2 naranja.
  • Ralladura de la piel de 1/2 limón.
  • 1/2 rama de canela. También podéis usar las semillas de una vaina de vainilla si lo preferís.
  • 1 pizca de sal.
  • 12 gr de levadura fresca.
  • 1 huevo M.
  • 60 gr de mantequilla.
  • 60 gr de azúcar glas.
  • Abundante aceite para freír. 
  • Para el glaseado:
    • 75 gr de azúcar glas.
    • 2 cucharadas soperas de leche.
 

Preparación, cómo hacer donuts caseros tiernos y deliciosos paso a paso:

  • Saca la mantequilla de la nevera para que no esté fría.
  • Lava bien la naranja y el limón y ralla la mitad de la piel de cada uno con un buen rallador. 
  • Pon la leche en un cazo junto con la ralladura de la naranja y el limón y la rama de canela. El fuego enciéndelo a temperatura alta y el cuanto hierva la leche (empezará a burbujear un poco) retira el cazo del fuego y espera a que se temple.
  • La idea es conseguir que la leche esté a una temperatura entre 25ºC y 30ºC para que al mezclarla con la levadura ésta no pierda efecto. Si no tienes termómetro de cocina simplemente toca la leche y cuando la notes solo un poco más fría que tu temperatura corporal ya estará lista para utilizarse.
  • Pasa la leche por un colador para que se queden en él la canela y las ralladuras de los cítricos.
  • Desmenuza un poco la levadura con tus dedos, incorpórala a la leche y remueve con una cuchara hasta que se disuelva.




  • Si la mantequilla está fría o no la has sacado con suficiente antelación, ponla en un recipiente y al microondas unos pocos segundos (5, 10 o incluso 20 dependiendo de lo fría que esté), hasta que la veas que está cremosa pero no derretida ni líquida. La queremos en lo que se suele llamar punto pomada.
  • En el bol en el que la vayas a amasar (ya sea a mano o con amasadora) pon los ingredientes secos: la harina, la sal y el azúcar glas. Mézclalos con una cuchara.
  • Incorpora al bol la leche con la levadura, el huevo y la mantequilla 
 

  • Ahora llega el momento de amasar, para ello puedes optar por dos opciones:
    1. Si lo haces con una amasadora eléctrica simplemente ponla a velocidad baja durante 5 minutos y después otros 5 minutos más a velocidad media hasta que la masa tenga un aspecto homogéneo y apenas esté pegajosa.
    2. Si lo vas a hacer a mano, primero mézclalo todo con una cuchara para que los ingredientes se vayan compactando, y cuando veas que ya no hay líquido en la masa porque se ha absorbido puedes pasarla a una superficie limpia para amasarla durante unos 10 minutos hasta que consigas una masa con textura homogénea y suave, aplastándola y cogiendo pliegues de los laterales y doblándolos hacia el centro. Si se pega mucho tan solo debes dejarla reposar 5 o 10 minutos y volver a amasarla. No caigas en el error de echarle más harina porque le estarás restando esponjosidad al resultado final.
Haz una bola con la masa y déjala de nuevo en el bol tapada con papel film o un paño húmedo. Ultimamente estoy utilizando gorros de ducha de los transparentes de usar y tirar porque se adaptan fenomenal al bol y se pueden reutilizar cuantas veces se quiera.


  • Deja que fermente alrededor de 1 hora y media o 2 horas, aproximadamente hasta que doble el volumen. Para ello lo ideal es que el bol esté en un sitio cálido (pero sin sol directo) y sin corrientes de aire.
  • Una vez la masa haya subido, pásala a la encimera y amásala un poco para que salga el aire que se ha creado en su interior, con un minuto haciéndolo tienes suficiente.
  • Estírala con un rodillo poco a poco para que no se desgarre, ya que es una masa que conforme la vas estirando se sigue encogiendo un poco. Con paciencia en unos minutos la tendrás lisa y estirada, hasta que su grosor sea de aproximadamente un centímetro.
  • Para cortar los donuts utiliza un cortador redondo de 8 o 10 cm de diámetro (el mío es de 8 y realmente es un aro de emplatar), aunque puedes utilizar una lata o cualquier cosa que te ayude a recortarlos. Para el agujero interior utiliza un tapón redondo o algo de similar tamaño (yo he utilizado un accesorio del prensador de ajos que tengo, lo veía bastante apropiado).
  • Ve cortando los donuts colocando el cortador encima y girándolo un poco para que la masa quede perfectamente cortada. Haz lo mismo con el centro. 

  • Cuando ya no puedas cortar más donuts recoge los restos de masa de alrededor y los sobrantes de los agujeros, júntalos de nuevo amasando un poco, estira y corta más donuts, así hasta terminar con la masa. Si te queda un trozo muy pequeño, guárdalo porque te servirá para saber después si el aceite para freírlos está a la temperatura adecuada.
  • Yo los fui poniendo en trozos de papel de horno porque pensaba echarlos con el propio papel después a freír pero finalmente no hizo falta ya que se transportan bien con la mano y no se deforman así que simplemente podéis dejarlos sobre una lámina de papel de horno, sin necesidad de cortarla en trocitos. 

  • Cúbrelos con un paño de algodón y déjalos reposar entre 1 hora y 1 hora y media hasta que veas que han subido y están un poco hinchados y tensos.
  • En una sartén honda o cazo echa abundante aceite, pon el fuego fuerte y cuando el aceite esté bien caliente (sin que llegue a humear), ya lo tienes listo para freír los donuts. Si tienes un termómetro de cocina podrás medir la temperatura del aceite y empezar a freír cuando llegue a 170ºC, y si no siempre puedes echar ese trocito de masa que siempre sobra, si se quema rápidamente es que está muy fuerte el aceite y si burbujea poco es que le falta un poco de temperatura.
  • Cuando tengas el aceite preparado ve echando en él tandas de donuts, yo suelo poner 4 o 5 a la vez de forma que no se rocen unos con otros y se puedan cocinar bien.
  • Ve levantando alguno de vez en cuando para comprobar si están dorados (suelen tardar entre 1 minuto y medio y 2 minutos), y en ese momento dales la vuelta.
  • Conforme estén listos sácalos con una espumadera y déjalos en un plato con papel de horno para que recoja el exceso de aceite. Como salen muchos donuts y lo que no hay que hacer es poner unos encima de otros, tengo aparte preparada una rejilla así que cuando un plato se ha llenado, mientras preparo la siguiente tanda los voy pasando a la rejilla para que terminen de enfriarse, cambio la servilleta del plato y ya lo tengo listo para recibir la siguiente tanda. Cuidado con no quemarte si coges alguno que acaba de salir del aceite. 

  • Así tal cual están deliciosos para mi gusto aunque apenas dulces, por lo que si os gustan así ya los tenéis listos pero si queréis dejarlos como los donuts clásicos os animo a preparar el glaseado.
  • Prepara el glaseado calentando la leche en un recipiente durante unos pocos segundos en el microondas. Incorpora el azúcar glas y mezcla con una cuchara o unas varillas hasta que tenga un aspecto homogéneo y sin grumos.
  • Ve mojando los donuts en el glaseado. Normalmente tienen un lado más bonito que el otro así que mójalos del lado «bonito» y déjalos secando sobre una rejilla con el lado «menos bonito» hacia abajo.

abril 05, 2020

¿Cómo tratar la pérdida de un ser querido con los/as niños/as?





«¿Cómo le explicamos lo que ha sucedido? ¿Puede llegar a entender qué es la muerte? ¿Es mejor contar o no contar? ¿Qué hacer si nos pregunta? ¿Es diferente la vivencia de la muerte si el niño tiene 5 años o si tiene 10? ¿Puede un niño estar en duelo? ¿Cómo le puedo ayudar? ¿Necesita una ayuda especial? ¿Es bueno que nos vea tristes? ¿Tenemos que evitarle lo sucedido? ¿Qué pueden hacer los profesores cuando un niño se encuentra en duelo?»

Aqui teneis una  guía trata de dar respuesta a alguna de estas cuestiones, con el fin de ofrecer recursos y herramientas que nos permitan afrontar la situación con confianza y decisión.


¿Cómo hacerlo en estas circunstancias tan especiales que nos toca vivir?

- Orientaciones sencillas para tratar el tema de la muerte con los niños/as.




marzo 30, 2020

ANIMA-T RECOMIENDA: " EL EMOCIONARIO"



«El Emocionario le ofrece una oportunidad integradora al ser humano, desde su más tierna infancia, porque le ayuda a conocer sus emociones y a dialogar sobre sus sentimientos. De este modo, podrá gestionarlos adecuadamente y, así, sentir su vida con todo su potencial, sin detrimento de ninguna de sus capacidades. El diccionario de emociones es un apoyo pedagógico elemental». Rosa Collado Carrascosa (psicóloga y psicoterapeuta).



CONSEJOS DE USO (Guía en PDF)
Como el Emocionario lo utilizan personas de distintas edades (niños y adultos), hemos segmentado la información por franjas para que te sea aún más útil.
De 3 a 6 años De 7 a 9 De 10 a 12 Otros lectores
Para personas de 3 a 6 años
Para niños pequeños, recomendamos que se comience sacando provecho a las ilustraciones de las emociones más sencillas (vergüenza, ternura, odio, aburrimiento, felicidad). El niño y el adulto pueden conversar sobre qué les ha sucedido a los personajes de las ilustraciones y sobre cómo se pueden sentir y por qué. También puede resultar adecuado explicar situaciones que se hayan vivido en las que esté implicada la emoción de que se trate en cada caso. A continuación, se puede leer el texto; por lo que sabemos de otras experiencias, los niños disfrutan cuando se les leen los textos y, de esta manera, se van familiarizando poco a poco con el vocabulario. Además, así adultos y niños se acostumbran a que las emociones pueden ser un tema de conversación natural entre ellos y se va aumentando la confianza y la intimidad entre ellos.

En otros momentos, cuando los niños experimentan una emoción determinada, que todavía no conocen, se puede leer la definición en el “Emocionario”. Así, los niños van identificando lo que oyen con lo que sienten. Esto tiene un efecto tranquilizador y normalizador: por un lado, aprenden que lo que sienten tiene un nombre; por otra parte, saben que otras personas sienten lo mismo.
Para personas de 7 a 9 años
Que los adultos y los niños compartan experiencias vinculadas a determinadas emociones contribuirá a establecer vínculos más fuertes y a que los miembros de la familia se conozcan mejor unos a otros. A algunos niños les asombra comprobar que sus padres también sienten miedo o inseguridad. Esto ayudará, además, a fortalecer la empatía de los niños y su capacidad para ponerse en el lugar del otro.
Para personas de 10 a 12 años
A estas edades, los niños van experimentando cambios físicos y psíquicos impredecibles, sorprendentes e inesperados. El “Emocionario” puede ser un gran aliado en la intimidad como lectura rutinaria: con la lectura diaria, se crea un tiempo y un espacio íntimos en los que reflexionar sobre las propias emociones y acostumbrarse a procesar lo vivido sin dejar que se enquiste. Además, aconsejamos ayudarse del “Diario de la Gratitud” para ir anotando esos sentimientos y emociones que, especialmente en esta etapa, suelen parecer desbordantes e ingobernables.
Para otros lectores
Por lo general, utilizamos sólo cuatro o cinco términos para expresar nuestras emociones. Esa manera de sintetizar nuestro vocabulario emocional influirá en los niños de nuestro entorno, ya que el ejemplo es su principal fuente de información. Si nosotros nos refiriésemos al naranja, amarillo y rojo con el término naranja, los niños se expresarían de la misma manera.
Conscientes de esto, muchos docentes y otras personas con niños a su cargo, utilizan el “Emocionario” para refrescar los matices entre unas emociones y otras y así conseguir que los niños adquieran un vocabulario que dé cuenta de su riqueza emocional.
EJEMPLOS REALES DE USO
Muchas personas nos maravillan con los usos prácticos que le dan en casa y en el colegio. ¡Gracias a todas ellas!
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